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Arquitectura desde el ser humano
20 diciembre, 2019
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Nuestro artículo HACIA UNA HUMANIZACIÓN DE LA ARQUITECTURA ya forma parte del libro Geografía Urbana, publicado en abril por la Editora Poisson.

El criterio de selección se ha basado en la relevancia del artículo en la temática propuesta así como la contribución que éste puede dar para alumnos de graduación, postgrado, investigadores en el área…

Compartimos a continuación el resumen y la introducción.

Resumen:

Nuestro momento presente ha venido acompañado de grandes y entusiastas avances tecnológicos y científicos que nos han permitido indagar en la singularidad y diversidad humana con lentes de gran aumento, sin embargo, son precisamente esos mismos logros los que sugieren o provocan algunas interrogantes: ¿Utilizamos los mapas que revelan la comprensión de las mecánicas del hombre para facilitar su despliegue vital?
¿Hacia dónde dirigimos la mirada cuando proyectamos la vivienda de un individuo, de una pareja, de una comunidad o grupo humano?

Durante los cinco últimos años de trabajo, nuestra experiencia profesional (Estudio de Arquitectura AMo_arquitectura y Arquitectura Humana) nos ha llevado a una búsqueda que pretende dibujar un territorio proyectual más sensible y en resonancia con el habitante potencial. Nos hemos visto empujados a adaptar y utilizar herramientas que permitan la construcción de un mundo social a través de la arquitectura, más imbricado y asertivo. Nuestra propuesta tratará de explicar la emergencia y materialización del caso concreto de una vivienda que comenzó a habitarse hace apenas un año. 

Palabras Clave: “Diseño Humano”, “Enegrama y eneatipos”, “holístico”, “humanizar”

 

«La casa parece ser una extensión y un refugio de nuestra constitución y de nuestro cuerpo.»

Juhani Pallasmaa

 

Del hombre tipo al hombre concreto

El hombre, a diferencia del resto de las criaturas vivientes que se conocen, es un ser bio-cultural[1]. En su proceso adaptativo y evolutivo va desarrollando formas de expresión cada vez más complejas y sofisticadas, que dan lugar a muy diversos modos de organización y relación con el mundo. Construimos códigos y símbolos; lenguajes que nos permiten elaborar territorios comunes para el encuentro, cuyo fin último sería facilitar el intercambio, y una comunicación más abierta, rica, fluida y potenciadora con nuestro entorno vital. Sin embargo, paradójicamente, no es frecuente que se produzcan avances en esta dirección.

Nos encontramos inmersos en una red sorprendentemente compleja, constituida por capas y capas de condicionamiento, de influencias intergeneracionales y multiculturales. Por fortuna, ya disponemos de cartografías que nos capacitan para ver, tanto el núcleo emergente de cada vida humana, como la forma velada que prevalece en cada individuo, reforzada desde la infancia como consecuencia de la necesidad vital de crecer en relación y convivencia con los demás seres humanos. Esta cubrición se corresponde con una fijación o distorsión cognitiva que es debida a la interferencia organísmica[2] propia del contexto familiar y cultural en el que se ha desarrollado durante los primeros siete años de vida.

El sistema educativo predominante -que no está adaptado a la singularidad del individuo- provoca en cada uno de nosotros la pérdida de contacto con nuestra propia naturaleza básica[3], dando lugar al extendido fenómeno de homogeneización social. Los años iniciales de condicionamiento dejan profundas huellas en los registros personales de la memoria. De esta manera quedamos atrapados en una estructura repetitiva y predecible de personalidad, que nos aleja de nuestra naturaleza esencial, pasando a afirmarnos como sujetos previsibles, manipuladores y manipulables; víctimas de programas mentales que nos arrastran a vivir desde un profundo sentimiento de carencia que en la mayor parte de los casos es inconsciente.

Por este motivo, consideramos que resulta apremiante poner en valor las características innatas de cada individuo, sus fuerzas vitales, para que pueda llevarse a cabo una gestión consciente[4] del torrente energético que lo diferencia del resto de sus semejantes: disponemos de unos mecanismos de funcionamiento propios que nos convierten en absolutamente únicos, diseñados de tal manera que cada existencia es valiosa para desempeñar determinadas funciones dentro de la comunidad humana de la que constituimos una parte esencial[5].

La sobreabundancia y proliferación del hombre tipo al que nos referimos, evidencia una señal de alarma que solicita una actualización en la disciplina arquitectónica mediante la utilización de nuevas herramientas de análisis. Gracias a estas cartografías atendemos al reconocimiento y la diferenciación que se pretende, en torno a las situaciones diversas y plurales que se dibujan alrededor del hombre concreto y las formas que habita.[6]

 

Cartografías y análisis del ser humano

Ya a finales del pasado siglo, llegamos a ver, a través del estudio de los tipos psicológicos de Jung[7] y el MBTI[8], que cada ser humano cuenta con unas particularidades innatas. Las variaciones en la conducta que observamos entre los individuos no son resultado del azar. Se deben, principalmente a cierta orientación espontánea que no es producto de la reflexión y cuya intensidad difiere según la persona.

En los años sucesivos fueron apareciendo otras herramientas que nos estimulaban a continuar ahondando en esta investigación, hasta que se establecieron como eje vertebrador de nuestra metodología de proyecto: desde hace casi 30 años el Sistema de Diseño Humano[9], y el eneagrama -una teoría caracterológica muy antigua que se ha transmitido hasta nuestros días por estricta tradición oral, introducida en occidente por G.I. Gurdjieff en la década de los 20 y más tarde adaptada por Oscar Ichazo y Claudio Naranjo en la década de los 70- nos plantean una serie de prácticas que tienen por objeto descifrar aquellas cartografías individuales que hasta la fecha pasaban inadvertidas. En ellas podemos encontrar un anclaje profundo como sustrato catalizador del proyecto arquitectónico: nos permiten diferenciar de un modo extraordinariamente preciso, lo esencial e ineludible, de lo arbitrario y circunstancial en cada ser humano.

Con lo expuesto antes, y desde la guía de las citadas herramientas, se ha puesto en marcha una metodología que podría definirse como arquitectura Humana[10], colocando al verbo HABITAR en el lugar más alto del proceso creativo; un verbo que incluye y abraza la condición experiencial del ser humano; el habitante que piensa, que juega, que sueña, que crea e inventa lo cotidiano,… que disfruta de sentirse vivo y crece en sintonía con un entorno[11] próximo, que finalmente lo escucha, lo respeta y lo protege[12]. La arquitectura Humana entrega al hombre concreto un medio donde finalmente se siente reconocido, potenciado; un ser decisivo e irremplazable.

De esta manera, la arquitectura no se propone ya como una herramienta puramente disciplinar o autorreferencial, sino como el receptáculo a través del cual ponemos a trabajar los mapas que se encaminan esencialmente a construir espacios, paisajes y escenarios donde las fuerzas humanas se enraízan y se propagan como directoras del proceso proyectual, haciendo de las cartografías del ser humano el material más apreciado de la acción arquitectónica[13].

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[1] «Decir que el hombre es un ser biocultural, no es simplemente yuxtaponer estos dos términos, es mostrar que se coproducen el uno al otro y que desembocan en esta doble proposición:

– todo acto humano es biocultural (comer, beber, dormir, defecar, aparearse, cantar, danzar, pensar o meditar);

– todo acto humano es a la vez totalmente biológico y totalmente cultural.»

MORIN, Edgar. La unidualidad del hombre.

Disponible en: http://www.gazeta-antropologia.es/?p=3508

[2] Recogemos aquí la cita entera: «La psicología de los eneatipos es un mapa del carácter o de la neurosis o, dicho en otras palabras, de las variaciones del malestar humano por el oscurecimiento existencial. La visión del doctor Naranjo es transpersonal, y se basa en que la personalidad se forma debido a una interferencia organísmica que implica una deficiente experiencia del Ser, ante lo que la persona desarrolla una pasión, o emoción exagerada, que trata de cubrir ese agujero existencial y que acaba perpetuando esa personalidad.» LLORENS, Antoni. La estructura de la nada. Una raíz común entre el eneagrama y el árbol de la vida. Barcelona: Ediciones La Llave. 2016. Pág. 133.

[3] ALMAAS explica: «En su libro, Ennea-type Structures (Naranjo, 1990), Naranjo presenta el Eneagrama en forma de método para la autoobservación y el estudio, como parte de un trabajo de realización espiritual más amplio. Elabora el modo en que las características de la personalidad de los nueve ego-tipos (que Naranjo denomina «enea-tipos») son expresiones de pérdida de contacto con el Ser, nuestra naturaleza básica, y al hacerlo, muestra que el verdadero valor de dicho conocimiento estriba en ayudarnos a restablecer ese contacto.» ALMAAS, A.H. Facetas de la Unidad. Barcelona: La Liebre de Marzo. 2002. Pág. 22.

[4] Señalamos la importancia vital de la toma de conciencia de que sucede, en cada ser humano, un despliegue natural de sus ciclos: «La evolución no es un proceso continuo y uniforme. Se produce más bien a saltos, con ocasión de ciertos acontecimientos y/o tomas de conciencia. Incluye también regresiones, vueltas sobre los mismos pasos, o lo que parecen ser los mismos pasos.

Este proceso no es ni necesariamente ni siquiera frecuentemente consciente. El ciclo tiene lugar con independencia de la voluntad del interesado. Sin embargo, padecerlo o tomar conciencia de él, producen resultados muy diferentes.» CAUVIN, Pierre / CAILLOUX, Geneviève. Sé tú mismo. De la tipología de Jung al MBTI. Bilbao: Ediciones Mensajero. 1997. Pág. 90.

[5] Ken Wilber apunta: «Los elementos constitutivos de estas jerarquías son los holo­nes, totalidades que, al mismo tiempo, forman parte de otras tota­lidades.(…) la realidad no está compuesta de totalidades ni de partes, sino de totalidades/parte u holones. En cualquier dominio que la consideremos, la realidad está básicamente compuesta de holones.». Puede verse: WILBER, Ken. Una teoría de todo. Barcelona: Kairós. 2001. Pág. 36.

[6] «Entender toda inspiración presente en cada uno de los innumerables medios de expresión del Hombre, trabajar a partir de nuestras manos, nuestros ojos, pies, estómagos, a partir de la base de nuestros movimientos, y no basándose en normas estadísticas y reglas creadas según el principio de lo más usual; este es el camino hacia una arquitectura que sea tan variada como humana.» PUENTE, Moisés. Jorn Utzon. Conversaciones y otros escritos. Barcelona: Gustavo Gili. 2010. Págs. 9 y 10.

[7] Según Jung: aunque todos disponemos de todas las posibilidades, las variaciones de la conducta son, sobre todo, la consecuencia de las preferencias espontáneas respecto a cuatro dimensiones fundamentales del psiquismo, cada una de las cuales está definida por dos polos opuestos que definen los extremos en cuanto a: la orientación de la energía, los modos de percepción, los criterios de decisión y el estilo de vida. Op. cit. Sé tú mismo… Pág.13.

[8] «El MBTI está estructurado sobre 4 dimensiones principales, cada una de las cuales está definida por dos polos opuestos:(…) De la combinación de estas ocho preferencias resultan 16 caracteres tipo». Op. Cit. Sé tú mismo… Pág.143.

[9] El Sistema de Diseño Humano, la Ciencia de la Diferenciación, es un nuevo sistema de autoconocimiento que sintetiza gráficamente aspectos de “los antiguos sistemas observacionales de la astrología, el I Ching chino, los chakras hindu-bramines y el Árbol de la Vida de la tradición zohar/cabalística; y las disciplinas contemporáneas de la mecánica cuántica, la astronomía, la genética y la bioquímica.» BUNNELL, Linda / RA URU HU. Diseño Humano. El revolucionario sistema de autoconocimiento. Madrid: Gaia Ediciones. 2014. Pág 36.

[10] Arquitectura Humana es el nombre que lleva nuestro proyecto. Sus raíces emergen de tres ramas fundamentales del conocimiento: la psicología, la arquitectura y la educación, que confluyen con la finalidad de proporcionar herramientas para la evolución consciente del organismo humano como totalidad y parte de una totalidad mayor.

[11] «Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren. Si un médico las mirara, diría: ¿Qué medicina hay que darles? ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Esto demuestra una cosa muy sencilla: el destino de la célula refleja lo que está ocurriendo en el entorno.» Fragmento de la entrevista al Dr. Bruce H. Lipton, biólogo celular.

Puede verse en: http://alsol.es/wp-content/uploads/BRUCE-LIPTON.pdf

[12] Hacemos nuestras las palabras de Juhani Pallasmaa cuando escribe: «sigo creyendo en la viabilidad de una arquitectura de la reconciliación, una arquitectura que pueda mediar en dar la ‘bienvenida’ al hogar del ser humano. Todavía necesitamos casas que refuercen nuestro sentido de la realidad humana y de las jerarquías esenciales de la vida. El arte de la arquitectura todavía puede producir casas que nos permitan vivir con dignidad.» Op. cit. Habitar… Págs. 39 y 40.

[13] Véase: Hacia un habitar arquitectónico

http://lasformasdelhabitar.blogspot.com.es/2014/04/caminando-hacia-el-habitar_30.html

 

Desde aquí puedes acceder al libro y leer el capítulo completo.

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